Historia institucional / Reseña biográfica
Lo que hoy conocemos como archivo de la Casa Ducal de Híjar es en realidad el resultado de la agregación de varios archivos señoriales que, por una serie de circunstancias familiares, fueron a confluir en la Casa de Alba. El antropónimo de la familia que logró fusionar todos estos antecedentes es Fernández de Híjar, y tiene su origen en un hijo ilegítimo del rey Jaime I de Aragón con Berenguela Fernández, al que entregó como señorío la villa aragonesa de Híjar; sus sucesores obtuvieron el título ducal a fines del siglo XV. Desde su origen, los Fernández de Híjar fueron una de las familias nobles más relevantes de Aragón y desarrollaron una estrategia de enlaces matrimoniales con otras casas nobles, lo que les confirió un peso específico en la vida política de la Corona de Aragón. A lo largo de la Edad Moderna, la complejidad del patrimonio familiar, con mayorazgos independizados (como el marquesado de Aliaga) y la vida de la corte española llevaron al seno de esta familia gran cantidad de archivos nobiliarios. Así, entre sus legajos hay fondos documentales procedentes de los actuales territorios de Galicia, Cantabria, País Vasco, Cataluña, Valencia, Andalucía, Castilla-La Mancha, Castilla-León, Extremadura y Portugal; fuera de la península, el Rosellón francés y Cerdeña, en Italia. Prácticamente, casi todas las grandes familias nobles hispanas tuvieron contacto en algún momento de su dilatada historia con esta casa. Desde la perspectiva del reino de Aragón, destaca el entronque en el siglo XVIII con los condes de Aranda, familia a la que perteneció el ilustrado Pedro Pablo Abarca de Bolea, que fue ministro de Carlos III. Los Aranda poseían señoríos en la vega del Jalón y en el Somontano oscense, además de fértiles tierras en el reino de Valencia, donde este noble refundó la fábrica de cerámica de Alcora y fomentó los avances en las técnicas del regadío. La evolución histórica de España a lo largo del siglo XIX, con las luchas napoleónicas y la posterior crisis del sistema señorial, así como la implantación del Estado burgués tienen un reflejo de extraordinario interés en este gran fondo documental, que se extiende cronológicamente desde el siglo X hasta el primer tercio del siglo XX, siguiendo un hilo conductor que va a parar a la actual duquesa de Alba, XVIII duquesa de Híjar, que generosamente lo donó para la consulta pública y la investigación.
Historia archivística
El fondo documental de la Casa Ducal de Híjar se encontraba depositado en el antiguo palacio del conde de Aranda en la villa aragonesa de Epila (Zaragoza), instalado en cinco Salas, dispuestas en torno a un Museo del Traje Real (era prerrogativa de los Fernández de Híjar recibir como regalo el traje con el que había sido coronado el rey de España). Con toda seguridad, una parte de este fondo, el de Híjar, provenía de Madrid de la llamada Capilla del Obispo de Palencia, una fundación de la familia Salazar en Madrid. Otra parte del fondo estaba constituida por el propio archivo condal de Aranda, que al parecer siempre tuvo su sede en Épila. Tanto en éste como en otros fondos nobiliarios, hubo un trabajo archivístico de organización en algún momento del siglo XVIII, y se conservan los instrumentos de descripción resultantes en forma de grandes Indices. La casa ducal siempre dispuso de un archivero a su servicio, y aún hoy lo tiene. En 1950, tras la visita al palacio de Epila del entonces Director General de Archivos y Bibliotecas, se realizó un primer Inventario mecanografiado de los fondos documentales por parte de tres facultativos de la Biblioteca Universitaria de Zaragoza, que concluyeron su labor de enlegajar y registrar los 1.301 paquetes en diciembre de 1951. El archivo así organizado fue accesible a los investigadores, previo permiso de los titulares y acuerdo con el archivero de la casa. Los duques de Alba determinaron la entrega de este fondo documental a la Comunidad Autónoma de Aragón. Se decidió entonces depositarlo en el Archivo Histórico Provincial de Zaragoza, donde ingresó en seis fases, entre 1988 y 1992, que supusieron la entrega sucesiva de los 1.301 legajos que lo integran.
Fuente. Archivo Historico Provincial de Zaragoza.
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