El pasado 2 de enero, se han cumplido 349 años, desde el fallecimiento del Duque de Hijar, Don Rodrigo de Silva Sarmiento de la Cerda y Villandrando, que fue encarcelado hasta su muerte, en un castillo de León, acusado de realizar una conspiración contra el Rey Felipe IV, para de esta forma crear un reino independiente en Aragón.
Seguidamente les ofrecemos la carta integra, que el Duque de Hijar, mando enviar al Rey Felipe IV, pocas horas antes de morir, y que fue entregada por su confesor el P. Francisco de Gandía en el año 1664 :
“ Señor :
Yo, Don Rodrigo de Silva Sarmiento de la Cerda Mendoza y Villandrando, conociendo que la hora de morir es tan precisa como natural y por lo que debo a Dios en los pasados y sucesores que me dio y ha dado; y por la merced que me ha hecho en no dejarme incurrir en culpa divina ni humana contra el Rey nuestro Señor ( cuya vida guarde Dios muchos años ), y por la sastifacción que debo dar al mundo de esto, después de haber dado en él, todas las cuentas que pudo dar mi misería y no quedarme otra en éste, ni en el otro mundo que dar según la memoria, cuidado y contemplación, que para sastifacción de todos he puesto, si no aquella tan grande como tremenda, que las encierra todas, vuelvo a decir, que por lo que debo a mis pasados y a mi sangre y por lo que espero me autoricen mi memoría los sucesores de ella, con todo respeto y veneración, como mi Señor natural, como por los particularísimos favores, honras y beneficios, que me ha hecho naturalmente, y confieso con toda verdad serle deudor y estarle por lo mismo sumamente reconocido y por lo que le deseo su larga y prospera vida, que no es mi ánimo que le perjudique en nada el citarle como desde luego le cito ante el tribunal altísimo de Dios, que con suma verdad la sabe y desde el cielo la puede dar a entender el Rey, nuestro Señor, para justificación plenísima de lo que injustamente se me atribuyo, sobre lo que siempre deseé y en esta ultima hora deseo y pido a la Majestad Divina se me dé entera satisfacción para librarme de dejar en el mundo mal nombre de mi, siempre leal obrar en asuntos al Rey, haciéndome justicia Dios Nuestro Señor, o ya por su santísima mano, o ya por la del Rey, inspirándole mi inocencia para confusión de su pertinacia en haberme puesto en el lastimoso caso de padecer mi cuerpo un tormento tan atroz, como injusto, y mi reputación un lunar tan sensible como incierto.
Y pues Dios, Nuestro Señor sabe las más ocultas intenciones de los hombres, le suplico esto en tal forma, que a todo el mundo conste públicamente mi inocencia, y que según ella fui castigado injustamente, de lo que perdono desde luego, para que Dios me perdone, al Rey Nuestro Señor, pero pido y ruego encarecidamente a aquel Divino Señor haga pública mi citada inculpabilidad, que la afirmo como verdadera y firmo de mi mano, hoy día en que tomo el Viatíco divino.
Y pues Dios, Nuestro Señor sabe las más ocultas intenciones de los hombres, le suplico esto en tal forma, que a todo el mundo conste públicamente mi inocencia, y que según ella fui castigado injustamente, de lo que perdono desde luego, para que Dios me perdone, al Rey Nuestro Señor, pero pido y ruego encarecidamente a aquel Divino Señor haga pública mi citada inculpabilidad, que la afirmo como verdadera y firmo de mi mano, hoy día en que tomo el Viatíco divino.
Nuestro Señor guarde la importante vida de V.M. los muchos años que la Cristiandad ha menester y sus vasallos y criados deseamos.
León, 29 de diciembre de 1663.
Rodrigo de Silva Sarmiento de la Cerda Mendoza y Villandrando.
El Conde de Salinas, Duque y Señor de Hijar, Conde de Ribadeo y de Belchite.
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